Por Mesade2
22 abril, 2015
1 ComentarioBACIRA. UN JAPO-MEDITERRANEO CREATIVO Y ASEQUIBLE
Niguiri de anchoa de Santoña con aguacate y pico de gallo: con este plato podríamos describiros este nuevo descubrimiento gastronómico del que podéis intuir que es muy creativo y con tintes japo-mediterráneos. Se trata de Bacira , una joya oculta en la pequeña y estrecha calle del Castillo, en el barrio de Chamberí, y que está haciendo las delicias de los madrileños. Nos habían hablado muy bien de él y no nos decepcionó. En su casi un año de vida, Bacira ya presume de ser uno de los restaurantes madrileños con más lista de espera para los comer los sábado, según el diario El Mundo. Y no es para menos ya que se puede encontrar buena comida y un servicio excelente a un precio asequible para lo elaborado de los platos, como unos 25-30 euros por persona. A los amantes de la comida nipona Bacira les conquistará pero también cuenta con una carta variada y muy creativa con la que también pueden disfrutar los más tradicionales ya que ofrece Tataki de atún con cous cous, chutney de mango y piparras o chipirones a la plancha encebollados con su tinta, mentaiko y salsa de azafrán, por poner un par de ejemplos. Porque en la variedad está el gusto y eso es precisamente lo que quieren ofrecer los chefs: Gabriel Zapata, Vicente de la Red y Carlos Langreo. Tres artistas de los fogones que han creado una carta original que recoge recetas de Asia y del Mediterráneo, aderezada con toques personales, con la que han sabido acertar de lleno en la capital.
El sitio, moderno y acogedor, está decorado en tonos blancos, báculos en tonos verdes, espejos y cuenta con una barra con banquetas altas en la que puedes tomarte una cervecita. Para matar el gusanillo nos trajeron un aperitivo de Crakers de Alga Nori y Hummus, los cuales acompañamos con una cerveza fresquita de La Virgen (@CervezaLaVirgen), muy rica y además “made in Madrid”. La verdad es que son todos los platos muy originales y te dan ganas de pedirlos todos pero gracias que estaba Raúl, un camarero encantador, que nos recomendó perfectamente qué pedir para poder probar de todo un poco y en su justa medida. Importante destacar que tienen la opción de pedir medias raciones. Optamos por la Anguila ahumada con ricota, tomates secos y brotes verdes que estaba espectacular, el mejor plato de anguila que hemos probado sin duda, y que es un bocado obligado si te gustan los sabores intensos. Además venía decorado con crispies de quinoa que potenciaban su sabor y le aportaba una textura crujiente inigualable, ¡vamos, nos hubierámos comido 1.000!
Seguimos con el Niguiri de Anchoa de Santoña con aguacate y pico de gallo, muy vistoso y colorido pero esperábamos algo más de sabor, y media ración de Tiradito de Vieiras con tobiko, brotes, cortezas y yuzu que también estaba para tirar cohetes. Subimos la temperatura y la consistencia de los platos y nos atrevimos con el Huevo a baja temperatura, patatas, migas y chorizo… contundente pero muy bueno, con cierto sabor a pimentón, que nos recordó al aroma de los pueblos. Muy rico también, sí señor.
Con el siguiente plato tuvimos una lucha de vida o muerte; estamos hablando del Mollete japonés de mollejas de ternera, chimichurri, menta, pepino y aji amarillo… Una parte de mesade2 da fe lo buena que estaba la mezcla de la molleja con la menta y el aji amarillo…pero la otra parte casi no lo cuenta porque una de las mollejas era sólo nervio y se le atragantó. Según me narró el propio protagonista in situ tras el altercado con la molleja, sintió una sensación parecida a cuando de pequeño te atragantas con el filete que con tanto cariño, pero con la misma obligación, te hace comer tu madre. Yo ahora me acuerdo y me sonrío pero mi otra mitad lo pasó mal, y Raúl, nuestro camarero, atento siempre a nuestras necesidades, tuvo el detalle de comentarlo en cocina y el restaurante nos invitó al plato por el mal trago… y nunca mejor dicho. Gracias de antemano.
Eso sí, el broche final de los salados fue de lujo con las Alcachofas a la plancha trufadas con virutas de Foie y setas Enoki, todo un acierto, riquísimas. No os podéis imaginar (sólo si las probáis) como olían a trufa mientras te las acercabas a la boca y luego en el mordisco se derretía el foie creando una mezcla en la boca que sabía a gloria bendita. ¡Pero ay madre con el postre! esa Torrija Caramelizada con sopa de lemon grass y helado de canela, una torrija que ha entrado en nuestro #Top3 entre las mejores que hemos probado junto con la de la Taberna Arzabal y la del Asador de El Molinón. Y para los amantes extremos del cacao está el Chocolate3, un postre en tres texturas: crema, brownie y helado… Muy rico también.Y ya como placer máximo nos aderezaron el postre, invitación de la casa, con el “El novio perfecto”, un vino blanco dulce que reza en la etiqueta que “donde no hay vino, no hay amor” y eso es lo que hemos sentido nosotros: amor por Bacira. Volveremos.
Por sus baños le conoceréis….. En la planta de abajo se encuentra el baño de este restaurante. Siempre decimos que este espacio que la mayoría de la gente visita dentro de un local, debe estar tan presente y cuidado como cualquier rincón del propio restaurante y este es un claro ejemplo de hacer bien las cosas, bajo nuestro criterio. Tras dejar otro salón a la derecha, llegas a una zona común o mixta donde están 2 lavabos de un blanco marfil flanqueados por 2 botellas en modo jarrón con unas flores que le dan un toque genial al baño y hace que no sea un espacio frío, como pecan en muchos lugares. Debajo de los lavabos encontramos una cesta de mimbre donde tirar las toallas postsecado. Hay un gran espejo que ocupa toda la pared que separa las 2 puertas que diferencian el espacio de hombres y mujeres, dos grandes puertas con un distintivo bastante simplón de metal, única crítica. A la espalda de la zona de lavabos, una mesita con más decoración y una cenefa de un metro desde el suelo que combinan varios colores para formar lo que yo percibo como flores, cenefa que podemos ver en todos los espacios del restaurante. Pero el gran tesoro del baño de Bacira es la lámpara que podríamos encontrar en cualquier sala de un restaurante cualquiera. Un baño casi de 10 por el cuidado de la decoración y buen gusto de lo sencillo pero con clase.
Restaurante Bacira
- 918 664 030
- Del Castillo, 16. Madrid
- www.bacira.es
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