Por Iván Martín

7 septiembre, 2015

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VEGA. EL ACTIVISMO DE LOS SABORES

Cada vez que conozco un nuevo restaurante me parece más complicado que pueda sorprenderme, pero no es el caso del restaurante Vega (Calle de la Luna, 9) donde me llevó mi gran amigo y “hermano” Jorge Ocaña. Al principio, me sedujo muy poco (o nada) su propuesta de comer en este sitio ya que me considero un carnívoro total y Vega, como su propio nombre nos hace intuir, se trata de un restaurante vegano que ni por asomo encajaba, a priori, en mis gustos.

La comida vegana, para los que no sepáis con exactitud de qué se trata, es la cocina en la que no se usa ningún alimento o ingrediente de origen animal: carne, pescado, miel, huevos, leche… Ante tales restricciones os podéis imaginar mi escepticismo sobre que este restaurante me pudiera gustar, pero claro, si tu mejor amigo insiste e insiste, piensas: ¡hasta luego prejuicios y valores preestablecidos, vamos allá!

Vega nació el pasado mes de diciembre cuando Mito, Jose y Nico (el cocinero) decidieron abrir un lugar que pudiera ofrecer lo que a ellos les gustaría comer. Es un espacio que lejos de los activismos, en contra de nada ni nadie, piensan y consiguen hacer realidad un concepto gastronómico que, al menos nosotros, no conocíamos en Madrid. Ya sabemos que hay restaurantes vegetarianos y, seguro que habrá veganos, pero Vega es un espacio para todos los que amamos la buena y sana gastronomía, activistas del sabor y no de lo que cada uno pueda o no escoger comer.

Detalles Restaurante Vega

Detalles Restaurante Vega

El local es sencillo sin ninguna pretensión de decoración ni moderna ni retro. Combinan desde un banco de madera de la calle que ocupa toda una pared del local hasta sillas de diferentes modelos. Las mesas son de forja con azulejos clásicos de diferentes colores. Las paredes apenas están tratadas, un enyesado y ningún cuidado más. Hay mesas y banquetas altas, y mesas bajas para elegir y el local está lleno al completo.

En la carta se podía leer “Ecológico Vegano Casero”; os prometo que seguía sin seducirme la idea. También te indica los platos que son libres de gluten para celiacos, muy importante. Algo que me cautivó más es que en Vega te ofrecen vinos ecológicos y de “Madriz” así como una buena variedad de cervezas artesanales madrileñas, y ecológicas de autogestión procedentes de Segovia tales como la Veer, y hasta una cerveza sin gluten como es la Doura. Mi amigo opto por un vino blanco y yo opté por probar una Cibeles de trigo muy refrescante y recomendable para los amantes de las cervezas de trigo.

Vega iba conquistándome poco a poco, otro detalle que me gustó es que aquí te preguntan si deseas comer el pan que hacen ellos mismos y puedes ver en su carta el precio, 0,50€ por tres rebanadas de pan de diferentes tipos muy ricos. Es algo simple pero estamos algo “cansados” de que nos pongan pan en un restaurante sin haberlo pedido previamente y que te lo cobren porque sí. También te ofrecen la opción de escoger 3 aperitivos por 4,50 euros entre Escalivada, Olivas con Hinojo y limón, Pepinos con sambal y anacardos, Hummus de remolacha, Cacahuetes de wasabi o Ensalada de Algas, e igual, preguntan sin cobrártelo previamente.

Croquetas de setas

Croquetas de setas

Mi aventura en mi primer vegano -algo que nunca se olvida, como “la primera vez”- comenzó con unas Croquetas de Setas acompañadas de una mahonesa vegana deliciosa, seis unidades exquisitas a seis euros. Un plato muy recomendable. Luego vino la Lasaña de Calabacín marinado, crema de tomates y rúcula crujiente con una salsa apta para barquitos. A esta altura de la cena se me había olvidado por completo que estaba en un restaurante vegano y sólo era capaz de pensar de que estaba en un sitio del que tenía que escribir para que la gente descubriera lo que se puede comer y cocinar sin algunos ingredientes que nos parecen básicos y de lo que se puede disfrutar de la experiencia.

Continuamos con un Carpaccio de Tomate de temporada, aceite de trufa, rúcula y pesto de anacardos. Este fue el plato que menos me sorprendió aunque el sabor era bueno, el aceite de trufa estaba poco presente y cometieron un pequeño descuido en no quitar mejor el corazón del propio tomate algo molesto a la hora de comer.

Lasaña de Calabacín marinado, crema de tomates y rúcula crujiente

Lasaña de Calabacín marinado, crema de tomates y rúcula crujiente

Nos decidimos por probar y compartir uno de los platos principales, Chilli con “carne” con tortillas de maíz y arroz integral. Opté por no preguntar la composición de los platos y dejarme llevar. Evidentemente no era carne pero el sabor era tan espectacular y el plato era tan asombroso en sabor, jugosidad e intensidad que solamente me propuse a disfrutar de semejante obra.

En este punto quizás tenga que recomendar al restaurante que saquen los platos más espaciados porque el traerlos todos juntos o tan seguidos puede llegar a saturar un poco al comensal.

Chilli con “carne” con tortillas de maíz y arroz integral

Chilli con “carne” con tortillas de maíz y arroz integral

Y nos quedaba lo mejor: los postres. A ver como os explico que una de las mejores tartas de queso que he probado en mi vida no lleva queso. Esta era la tarta del día por lo que tendréis que probar fortuna para saber si el día que vayáis podéis probarla. No sé si los puristas de este postre la aceptaran en los rankings de #tartasdequeso de Madrid pero les invito a que juzguen personalmente. Y para un cierre de oro nos deleitamos con una Mousse templada de chocolate con dátiles y praliné que como decía esa famosa película es “algo para recordar”.

Tarta de "queso" y Mousse templada de chocolate con dátiles y praliné

Tarta de «queso» y Mousse templada de chocolate con dátiles y praliné

Yo volveré a Vega sin duda porque me quedan muchos platos por probar, cervezas artesanales que beber y postrazos de los que disfrutar. Carnívoros, amigos de lo creativo, amantes de la buena comida tenéis un sitio de obligado paso sin duda.

Si quieres conocer el baño de Vega, pincha aquí.

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