Por Iván Martín

14 diciembre, 2016

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El Ermitaño nos vuelve a enamorar

Después de poco más de un año volvemos a visitar la casa de Pedro Mario, el Restaurante El Ermitaño situado en Benavente, Zamora. Cuando nos enteramos que le habían devuelto la estrella que le arrebataron de forma tan cuestionable, temíamos que algo hubieran cambiado para pasar por el aro de esta guía, en muchas ocasiones injusta.

En esta ocasión, aprovechando un viaje de trabajo, no me pensé dos veces y paré para deleitarme en El Ermitaño.

El Ermitaño es grande pero acogedor al mismo tiempo. El personal y el servicio son de 11. Cada uno de los camareros que me sirvieron derrochaban profesionalidad, simpatía y experiencia. Una ventaja a la hora de pedir, si no quieres un menú degustación, es la opción de pedir medios platos o raciones y así tener la oportunidad de probar más delicias gastronómicas.

De las opciones de menú que te dan escoger, me decanté por el menú Félix por 50 euros que se compone de un aperitivo, entrada, pescado, carne y postre.

El lugar no ha cambiado nada y el servicio y la cercanía de Pedro Mario para con sus clientes sigue siendo una de sus especialidades. La sala de madera es muy acogedora y me hizo sentir como en casa.

Tenía claro dos cosas cuando me senté y una de ellas era que quería volver a probar un excelente Finca Moncloa para acompañar la comida, un vino de tierras gaditanas que recupera la olvidada Tintilla de Rota que personalmente me encanta. Y la otra cosa es que no iba a escoger los platos, que es la opción que te dan en cada menú escogido, sino que me iba a dejar llevar y guiar por las sugerencias de los profesionales del restaurante. No me equivoque en ninguna de mis decisiones.

Comenzamos con un Gazpacho de melón con Joselito muy refrescante y original la mezcla del melón con la potencia de este jamón.

Bacalao con tomate, queso, brotes, higos, olivas negras, cebollas roja y piñones

Bacalao con tomate, queso, brotes, higos, olivas negras, cebollas roja y piñones

Bonito del Norte asado en cítricos con teriyaki, cebolleta, higos y tomate

Bonito del Norte asado en cítricos con teriyaki, cebolleta, higos y tomate

El bacalao con tomate, queso, brotes, higos, olivas negras, cebollas roja y piñones ha sido uno de los platos que más me has sorprendido en estos últimos tiempos. El motivo es lo divertido a la hora de comerlo. Siguiendo directrices del chef mezcle todo con todo, haciendo varias combinaciones y todas ellas eran a cuál más especial, más sorprendente en su mezcla de sabores y ninguna de ellas rompía la armonía de una fusión de sabores donde se aprecia un trabajo detrás de muchas horas para que todo encaje a la perfección. ¡Platazo!

Continuamos con un Bonito del Norte asado en cítricos con teriyaki, cebolleta, higos  y tomate. La preparación del bonito se marca por todas sus caras cortando la cocción con agua fría y luego es envasado en una salsa de teriyaki y cítricos durante 10 horas que hace que cítricos y teriyaki acabe de cocinar el bonito pero antes de servirlo se le pone unos minutos en el asador con un poco de sarmiento con te de roibós y cascara de cítricos. La forma recomendada de comer este manjar es trocear el bonito y sumergirle en el teriyaki que viene rebajado con caldo de ave y usar el chutney hecho de tomate de dulce de higos.

Lengua de ternera adobada con jugo de chalota, miel, vinagre, calabaza y menta

Lengua de ternera adobada con jugo de chalota, miel, vinagre, calabaza y menta

Lengua de ternera adobada con jugo de chalota, miel, vinagre, calabaza y menta. Increíble plato del que su autor el Chef Pedro Mario, siempre tan presente en sala, nos cuenta que se siente especialmente orgulloso. Nos explica el truco de cocción del producto para luego rematarlo en plancha. Especialmente a resaltar el toque del ahumado, el adobo y el acompañamiento de la calabaza en dos versiones y dos texturas. Para rematar el plato, un jugo de chalotas, una versión mejorada de la típica sopa de cebolla.

Cálido Verano

Cálido Verano

Como toque y remate dulce, el Cálido Verano. Es el postre que van modificando en cada estación o temporada (nosotros le cogimos en sus últimos coletazos). Presentado en un plato diseñado justo para este postre imitando las olas del mar que se compone de un cremoso de chocolate y vainilla en la parte de abajo, una tierra de galleta por arriba junto a polvo de fruta tropical que le da aporta textura a cada bocado. Cada piedrecita que se puede apreciar en el plato son liofilizaciones de piña, plátano, mango, fruta de la pasión, etc. La menta no se manipula y lleva también un candi de vainilla y otras piedras rellenas de chocolate, gominolas y para rematar, por si fuera poco, un sorbete de mango junto a mango confitado y tocinillo de cielo de fruta de la pasión. Solo decir que el postre a pesar de todas las elaboraciones, cuenta más de 13, encajaba cada ingrediente a la perfección. Nota destacable que la camarera explicará cada elaboración del plato haciendo gala del perfecto conocimiento de los platos que sirven. Esto podría parecer evidente pero lamentablemente nos topamos con muchos servicios de sala que no tienen ni idea de lo que sirven en restaurantes de alto nivel, al menos en precio. Lo dicho, parada obligatoria si transitas por la A-6.

Si quieres conocer el baño de El Ermitaño, pincha aquí.

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